Esta reseña inicia en 2007, cuando mi hermano Abraham decide participar en la competencia más grande de nuestro país: Caminos del Inca; para ello adquiere un Subaru Impresa del año 1998. Inmediatamente empieza a participar en competencias automovilísticas en Juliaca.
Ya en ese mismo año se inscribe por primera vez en Caminos del Inca, quedando segundo en su categoría N4 Light,y sétimo en la general,
Decidido a mejorar los resultados de 2008, para el 2009 participa nuevamente y, cosa del destino, se accidenta en la última etapa, Arequipa-Lima, en el sector de cerro de arena.
Pero como una premonición, un día antes de su accidente en Arequipa, mientras se realizaban las reparaciones, mi hermano Abraham se sentía cansado, me dijo que al siguiente año ya no competiría y que yo lo reemplazaría para el 2010.
Es por esto y porque también tenía el objetivo de, algún año, participar en Caminos, de esta manera empezamos a reparar el auto siniestrado de mi hermano para poder participar en el rally Caminos del Inca 2010, en honor a quien en vida fuera Abraham Ortega Pineda, empresario juliaqueño dedicado al rubro del transporte de carga a nivel nacional.
Empecé la reparación en enero de 2010, lo más difícil fue conseguir los repuestos para el motor, por lo que tuve que mandar todo el coche a Lima donde el mecánico Werlin, a quien conocí en el 2009, fue el mismo que puso a punto el auto de mi hermano para el 2009.
Me comuniqué con ACP y le comenté que quería participar en CDI, no me puso ninguna traba y me dieron todas las facilidades del caso.
Con el auto arreglado y las facilidades que me brindó el ACP estaba listo para iniciarme en esta gran aventura, pero no todo seguiría según lo planeado. Para el súper prime cambiamos bujías en la mañana también cambiamos a suspensión de pista; pero al momento de probar rosaba la llanta con el amortiguador posterior y tuvieron que hacer tornear separadores para las ruedas y no pudimos llegar a tiempo.
Ya ese día nos dedicamos a alistar el auto para el día siguiente y partir a Huancayo, al otro día me fui a recoger el auto a las 5 a.m. al taller, para sorpresa mía quise prender el auto y no encendía por nada, los mecánicos ya habían partido hacia Huancayo y no había quién me revisara el auto.
De retorno a Lima el mecánico llegó a las 11 de la noche, empezó a revisar y encontró que el punto se había movido porque el templador de la faja de distribución se aflojó, terminó de armar como a las 2 de la mañana e inmediatamente emprendimos el viaje a Huancayo, junto con mi copiloto nos turnamos para manejar porque el sueño nos vencía y llegamos como a las 7.30 a.m., presenté mi carta al ACP apenas llegué y de inmediato aceptaron mi reenganche.
Nos pusimos a trabajar porque teníamos que cambiar la suspensión de pista por la de tierra.
Nos reenganchamos para la segunda etapa Huancayo-Ayacucho, en este tramo tuvimos un percance con la batería, antes de llegar a pampas, por lo cual perdimos como 30 minutos en solucionar el problema, y después ya no nos molestó el coche hasta Ayacucho.
Para sorpresa nuestra nadie nos esperaba, pensaron que no participaríamos; sin embargo el recibimiento fue muy grato y eso nos dio la determinación para seguir en la competencia, llegar a Juliaca y enaltecer el nombre de mi hermano.
En la etapa Ayacucho-Cusco no tuvimos ningún problema, hasta Abancay, pero en la etapa Abancay-Puente Cunyac se nos reventó una llanta, por lo que nos atrasamos otros 20 minutos.
En la etapa Cusco-Arequipa se nos desalineó la rueda posterior izquierda antes de Ranracancha, y en la etapa Acopia-Lampa se zafó un cable del módulo de encendido, por lo cual el auto perdió potencia y caminamos como 30 km hasta llegar al auxilio, en el descanso; en todo esto perdimos cerca de 40 minutos, pero la meta era llegar a Juliaca a como diera lugar. ¡Lo logramos!, y todos los hinchas juliaqueños estuvieron felices de que sus pilotos llegaran. No hay palabras para describir los sentimientos que despertaron en mí, en la plaza de armas de Juliaca nos recibieron con gran alegría a mí y a todos los competidores de Caminos del Inca.
De ahí nos fuimos en enlace hasta Arequipa, en la etapa Arequipa-Lima salimos con todo porque es una ruta que conozco de memoria, al igual que mi hermano Abraham, y a “cachete” Arinborgo le doy alcance en menos de 20 km de competencia; pero al pasar por el túnel de Vitor siento un pequeño jaloneo del motor que luego se normalizó; entonces agarré la pampa de Santa Rita de Siguas y se nos malogra el turbo, así que tuvimos que abandonar la etapa.
A pesar de todas las dificultades no pierdo el ánimo de participar el año que viene. Aprovecho para enviar un saludo a todos los participantes y mi agradecimiento por hacerle un homenaje a mi hermano Abraham en Juliaca. Gracias.