Egoista es el nombre con el que ha sido bautizado el Lamborghini diseñado por Walter de Silva para celebra el 50 aniversario de la marca italiana, hoy dentro del grupo Volkswagen, que sólo puede ser utilizado por una persona, además de estar construido con materiales antiradar.
El Lamborghini Egosita, según las explicaciones del diseñador jefe del grupo automovilístico alemán, es un coche forjado a partir de un pasión por la innovación y las soluciones alternativas.
"Este es un coche hecho para una persona solamente, para que puedan divertirse y expresar su personalidad al máximo. Está diseñado exclusivamente para las personas sofisticadas que sólo quieren las cosas más extremas y especiales en el mundo. Representa el hedonismo extremo. Se trata de un coche sin compromisos, en una palabra: egoísta", explica De Silva.
Impulsado por un motor V10 de 5.2 litros que suministra 600 caballos de fuerza, el Lamborghini Egoista es un vehículo intencionalmente extremo e inusual con características absolutamente únicas, creados por el equipo de diseño del Grupo Volkswagen -Alessandro Dambrosio es responsable del exterior y Stefan Sielaff del interior-, que optó por crear un monoplaza,
La cabina, diseñada como un traje hecho a medida para el conductor, es una sección desprendible, que, una vez combinada con el resto del vehículo, crea una técnica perfecta, mecánica y unidad aerodinámica.
La inspiración, según la tradición Lamborghini, procede una vez más del mundo de la aviación, y, en particular, del helicóptero Apache, en el que la cabina puede ser expulsada en caso de emergencia.
"La cabina del piloto, hecho completamente de fibra de carbono y aluminio, representa una especie de célula de supervivencia, lo que permite al conductor para aislar y protegerse de los elementos externos ", según los diseñadores.
El diseño exterior se caracteriza por la arquitectura y los materiales utilizados. El diseño está condicionado por una estructura altamente musculada y la carrocería está dominada, en sus lados, por el perfil estilizado de un toro preparándose para embestir, con los cuernos muy bajos.
La vista en planta revela un perfil de trimarán, en el que el casco central forma una sección única con la cabina, subrayada por la cubierta de fibra de carbono en el capó delantero.
La parte superior del vehículo no tiene apéndices aerodinámicos, pero en su lugar dispone de aletas integradas en el perfil de carrocería que actúan de forma automática dependiendo de las condiciones de conducción.
Dos aletas traseras se activan automáticamente en altas velocidades para aumentar la estabilidad, mientras que una serie de tomas de aire en la parte posterior de el capó del motor proporciona el flujo de aire de refrigeración para el motor V10.
Mientras, la parte delantera del vehículo tiene un perfil destinado a aumentar la carga aerodinámica en la parte trasera, que está completamente abierta, con la mecánica a la vista.
El Lamborghini Egoista muestra unas luces que le hacen parecer más a un avión de que un vehículo de carretera. Las luces, de tecnología LED iluminan en tres dimensiones, como se requiere en el espacio aéreo.
Los paralelismos con el mundo de la aeronáutica no termina aquí, ya que el cuerpo de la carrocería está hecho a partir de un material especial antiradar, y el vidrio es anti-reflejo. Las llantas también están hechas de materiales antiradar, adornadas con placas de fibra de carbono para mejorar su aerodinámica.
Si los Lamborghini son coches para unos pocos, éste Egoista va más allá, ya que, según de Silva, es un coche para sí mismo, un regalo de Lamborghini para Lamborghini.
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