Hirvonen se estará tirando de los pelos. Porque si no llega a cometer el error que le apeó el viernes del Rally de Gran Bretaña, hoy probablemente sería campeón del mundo. Resulta que Sebastien Loeb no completó la prueba y al finlandés de Ford le habría bastado con acabar sexto para llevarse el título.
Tras el primer tramo de la etapa final, Halfway, Loeb, que perdía un segundo y medio frente a Latvala, enfiló la estrecha carretera, ya con tráfico abierto, que le debía llevar al segundo, Crychan. Pero al salir de un rasante se encontró con un Skoda Fabia que invadía su carril y no pudo evitar la colisión, con tan mala suerte que se rompió el radiador de su Citroën y tuvo que decir adiós a la prueba. Se da la circunstancia de que los causantes del desaguisado eran españoles, precisamente unos aficionados amigos de Dani Sordo, que habían ido a animarle a Gales y se les olvidó que en las carreteras británicas se circula por la izquierda. Así, Latvala sólo tuvo que llevar su Ford Fiesta hasta la meta, ya sin sentir la presión de Loeb, logrando su primer triunfo del año. Una victoria que llevaba mereciéndose desde hacía mucho, porque en Jordania perdió frente a Ogier por sólo dos décimas, en Argentina se le rompió un palier cuando era líder y en Australia tuvo que ceder el triunfo a Hirvonen por las órdenes de equipo.
Latvala es el cuarto triunfador de un año en el que los dos sebastienes han logrado cinco cada uno e Hirvonen dos. Una temporada en la que, a pesar de que ha vuelto a ganar el de siempre, en ocho rallys el primero ha acabado con menos de quince segundos de ventaja sobre su inmediato perseguidor. Un año en el que Sordo ha hecho debutar el Mini con dos podios, que podrían haber sido tres si su compañero Kris Meeke no la hubiera pifiado en el último tramo galés.