Jorge Lorenzo necesita la adrenalina de la competición. El campeón de MotoGP en 2010 está completamente centrado en el Mundial 2012 que empieza el 8 de abril en Catar, pero antes de acudir a los segundos test oficiales de Sepang (28, 29 de febrero y 1 de marzo) ha querido desconectar de las motos y lo ha hecho en la cita final de las G-Series BPA. El mallorquín de 24 años, al volante de un Peugeot Evo III con el dorsal 6 compartido con Oriol Ribalta, ha debutado en el automovilismo sobre hielo en el circuito andorrano de Grandvalira.
Lorenzo comenzó un poco perdido pero, como tiene el gen de la velocidad corriendo por sus venas, pronto fue cogiendo el tacto al derrapaje del coche en una pista, de mil metros de largo y diez de ancho, con poco frío ambiente y recubierta de nieve blanda para acabar 14º.
"Se ha divertido mucho y esto le sirve para desconectar un poco. Con las carreras de coches que disputa de vez en cuando se lo pasa muy bien, aunque ésta no era como las que había corrido hasta ahora en circuito", comentaban fuentes cercanas del mallorquín a AS. Lástima que los aficionados no pudieron disfrutar finalmente del enfrentamiento de Lorenzo con los Sainz, padre e hijo, cuya presencia en dos equipos diferentes estaba prevista pero que por cambios en las fechas de los exámenes de Carlos Jr. no pudieron asistir. Un gran campeón debe formarse y esto demuestra la seriedad en los estudios que tiene el subcampeón de la Eurocup 2.0, que esta temporada debutará en la F-3 Británica.
