Se dice que la caja automática es más fácil que la caja mecánica. Lo anterior, por más está decirlo, es cierto, puesto que nos ahorra gran parte del trabajo, comenzando por olvidarnos del embrague y solo conducir con pedales de aceleración y freno.
Esto se da gracias al avance de sistemas electrónicos y sensores que la industria automotriz nos ofrece. Ahora se puede aplicar de forma masiva en los autos. El caso de las cajas automáticas, por su parte, se debe a los sensores en la volante del motor y en la tracción: los cambios de marcha se accionan automáticamente intentando medir de acuerdo a esos datos la marcha que más conviene en ese instante.
Pero al ser más fácil de usar, su estructura y piezas son mucho más complejas que una simple caja de cambios mecánica, haciendo a las cajas automáticas más delicadas y más costosas de reparar. Por eso, antes de que tu caja automática falle de forma grave puedes reconocer algunos síntomas de desgaste:
- Pérdida de Potencia o sea a veces no tiene la fuerza necesaria en el avance: Esto se debe al patinaje interno de los componentes.
- Tarda en Entrar la velocidad el D o la R
- Pérdida de alguna Velocidad, no hace algún cambio, Esto se debe a algún componente dañado como una banda rota o alguna parte mecánica.
Si sientes estos pequeños fallos no los ignores, pues podrías quedarte parado esperando al remolque