líquidos de frenos
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Punto de ebullición en líquidos de freno

Aunque muchos consideran que el tema del líquido de frenos debería encuadrarse con el tema del sistema hidráulico con el que funciona el sistema de freno, debemos dedicarle nuestra atención, porque guarda también cierta y evidente relación con las pastillas y fricciones.

Cuando se produce un “desvanecimiento” de los frenos o una falta momentánea de la eficacia de los ellos, la culpa suele ser de las pastillas que, por el exceso de temperatura y uso inadecuado o brusco, entran en el terreno que se conoce como “fading”. En la mayoría de los casos esto es así, pero existe la posibilidad de que el líquido de frenos utilizado haya sido inadecuado o se le ha puesto en trabajo severo para el cual no esté preparado, de modo que se haya creado vapor en el interior del circuito.
En libros de texto a este vapor se le denomina “Vapor Lock” y provoca que el pedal se vuelva suave y se hunde en su carrera sin lograr una frenada segura, con resultados insatisfactorios.

El “Vapor Lock” es una mala respuesta de los frenos por causa del mismo líquido y se debe a las altas temperaturas que se registran en las pastillas y los elementos conjuntos a ellas. La aparición de vapor por ende, provoca el efecto de aire en el sistema, provocando que éste sea compresible.

Recordemos que los líquidos tienen la cualidad de no comprimirse y los gases, como el vapor, se comprimen.
Uno de los factores importantes que ha de poseer un buen líquido de frenos es un punto alto de ebullición. Éste lo determinan normas internacionales y establecen las características siguientes para aquellos líquidos que son diseñados para la utilización en los circuitos de frenos de automóviles.

Siempre considere que el punto de ebullición es el tema más importante; al aumentar el valor del punto de ebullición por encima de determinados límites, desciende la viscosidad.
Por lo mismo, la elección y cambio del tipo de líquido de frenos sólo puede llevarse a cabo por mano de obra calificada y no se recomienda utilizar un líquido diferente al recomendado por el fabricante del automóvil.
Esta norma es la más general, pero resulta particularmente importante cuando se trata de automóviles con características especiales, como algunas marcas europeas en donde los sistemas de frenos y suspensión utilizan el mismo tipo de líquido.
También es recomendable que cada dos cambios de pastillas o cuando se cambien las fricciones del tambor, debe sustituir por completo el líquido de frenos, brindándole al conductor la seguridad de una frenada segura.

 

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