Los más utilizados actualmente son los termostatos de cera.

Termostato: el pequeño sistema para refrigerar tu motor

Este pequeño objeto situado frecuentemente en la boca de salida de la culata del motor tiene la función de mantener la temperatura dentro de los límites preestablecidos. Los más utilizados actualmente son los termostatos de cera. 

Para tener un perfecto funcionamiento y un máximo rendimiento, nuestro motor tiene que permanecer en una temperatura constante de 85 grados Celsius. Tanto en verano como en invierno hay que tener en cuenta que la temperatura interna del motor debe mantenerse en los límites establecidos.

La temperatura de funcionamiento en el motor incide directamente sobre la lubricación y la alimentación, ya que, si está frío, el aceite se hace más denso, dificultando el movimiento de sus piezas con pérdida de potencia en la máquina. Asimismo, a bajas temperaturas la mezcla de combustible se realiza en peores condiciones y no obtiene toda su potencia calorífica en la combustión.

Por el contrario, si la temperatura es elevada, el aceite se hace más fluido, perdiendo parte de sus propiedades lubricantes, con lo cual las partes móviles del motor pueden sufrir dilataciones y agarrotamientos, dificultando el movimiento de sus piezas móviles y absorbiendo una mayor potencia que reduce el rendimiento útil del motor.

Cabe señalar que cuando la temperatura del agua es inferior a la prevista, el termostato cierra la válvula de paso impidiendo la salida del agua hacia el radiador, con lo cual la circulación se establece directamente desde la bomba, que al aspirar el agua caliente y mandarla al circuito interno sin refrigerar, hace que el agua ya caliente alcance pronto mayor temperatura. 

Cuando el agua ha alcanzado la temperatura adecuada, el termostato abre la válvula dejando libre la circulación hacia el radiador, con lo cual se establece el funcionamiento normal del circuito de refrigeración.

 

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